A través de un amigo, nos llega un encargo un poco diferente de lo que solemos hacer. Lo que parecía algo tan fácil como cambiar las ruedas a una silla para una persona con problemas de movilidad, resultó ser una tarea más complicada.
Teníamos ruedas gastadas por el uso y que se trababan al intentar moverlas. Y pensando que era tarea sencilla, nos acercamos a la ferretería a comprar 4 nuevas ruedas, aparentemente iguales a las que llevaba la silla de ruedas.
Cuál fue nuestra sorpresa, cuando al ir a cambiar las ruedas nos dimos cuenta de que la rosca no se correspondía con la de las ruedas que habíamos comprado, ni con ninguna que hubiera en el mercado.
Con lo que nos quedó claro que lo que pretenden es que no puedas cambiar las ruedas por tu cuenta y que las tengas que comprar en establecimientos concretos, lo que suele ser sinónimo de caro, o bien, adquirir una nueva silla de ruedas.
Lo cual, hemos de reconocer, que nos pareció injusto. Aunque entendemos que todos queremos que nuestros negocios resulten rentables, personalmente consideramos, que ciertos productos implicados en la movilidad de las personas, deberían ser un derecho y no un lujo. Así que nos pusimos manos a la obra.
Lo primero que hicimos, fue cortar las roscas de las ruedas viejas.
A su vez, desmontamos las ruedas nuevas para poder introducir un tornillo en cada rueda que nos sirvieran de soportes, para poder soldar a ellos, las roscas originales cortadas anteriormente.
Una vez soldadas, ya pudimos colocar las ruedas nuevas en la silla, de una forma rápida y sencilla.